Después de rehacer los mapas para Elberg, me di cuenta de que el mapa de Triunvirato daba bastante penita. Había sido hecho un poco a las bravas y con prisa, con fines utilitarios, para tener algo que enseñar junto a la novela.
Pero Triunvirato se merecía algo mejor. Así que puesto en faena con el tema mapas, que son muy divertidos de hacer, le di el mismo tratamiento a éste. Quería que tuviera un tono propio, acorde con el de la novela. Es curioso la personalidad que puede destilar un mapa a través del color, las texturas y la tipografía. Traté de que todos ellos congeniaran para conseguir una imagen que transmitiera una atmósfera muy particular, alejada del mapa de fantasía genérico.
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