martes, 3 de junio de 2014

Diario de un escritor (VI)

Sobre Versátil

Pasó el mes y seguía sin noticias de la editorial, así que decidí llamarles. La editora me contestó muy cordialmente diciéndome que tenían más trabajo del previsto y que tardarían algunos meses más en leerse mi manuscrito y que, probablemente, hasta septiembre no podrían decirme nada. Tocó pasar un verano de nervios e incertidumbre, pero estaba convencido de que estaría publicando en breve. ¡Ja! Qué arrogancia más ingenua.

Pasó septiembre y seguía sin noticias. Llamé de nuevo y, con igual cordialidad, la editora me dijo que tenían mucho trabajo y que no volviera a molestarla más por ese asunto. Avergonzadísimo, no volví a tocar el teléfono en meses.

El tiempo pasaba y no recibía noticias. Durante este año asistí al curso de novela I de Aula de Escritores y realicé unas valiosas modificaciones en la estructura de la novela gracias a las críticas de mis compañeros. También envié la novela a alguna editorial más, pequeñas sobretodo, por probar, pero la mayoría me dijeron directamente que la fantasía no iba con sus planes editoriales o me rechazaron tras leer la sinopsis. Una de ellas tuvo la desfachatez de decirme lo siguiente con sólo leer un capítulo:

Encontramos su novela muy interesante y de gran valor literario.
Sin embargo lamentamos comunicarle que en estos momentos no se ajusta a bla,bla…”

El 12 de noviembre envié a Versátil un e-mail con algunas ilustraciones que había realizado para la novela (como excusa para hacerles saber que seguía a la espera) y recibí como respuesta que se la habían empezado a leer y que les estaba gustando mucho. Pasé las navidades emocionado, inquieto e impaciente, igual que el verano.

Era el 15 de Abril y seguía sin noticias. Ya no podía más con la espera, y raro es que no me saliera una úlcera de estómago. Había pasado un año entero desde que enviara la novela y, entre resignado y enfadado, mandé el siguiente correo a Versátil:

Puede que recuerdes el manuscrito titulado "Elberg" que os envié el año pasado. Según tengo entendido estaba siendo leído sobre diciembre-enero; supongo pues que si no he recibido noticias es porque ha sido rechazado. En cualquier caso, si es posible, me gustaría saberlo.
Disculpa por la petición y gracias.”

Intenté ser lo más educado posible, pero me parece que mi estado de ánimo translucía. Y finalmente recibí una respuesta: se comprometían a tenerlo leído en un mes como mucho. Y así fue. Recibí un e-mail en el que la editora decía querer reunirse conmigo en una semana. Quería “comentarme algunas cosas”.


¿Habría dado resultado mi insistencia, mi larga espera? ¿Iba a ver cumplido mi sueño? Pues no. Pero al menos la editora se tomó un rato para hablarme cara a cara, apuntar lo bueno de la novela y lo malo (mucho de lo cual había sido corregido durante este año). Estaba decepcionado, pero al mismo tiempo contento: era mi aproximación tangencial más cercana al mundo profesional hasta la fecha. Y pese a todo, mi novela parecía tener muchos puntos buenos. Le comenté las modificaciones que había realizado y que estaba a punto de enviar la novela a Sandra Bruna. Ella me dijo que le había hablado de mí a un agente, que la mantuviera informada de cómo avanzaba lo de Sandra Bruna y que le reenviara la novela corregida para volvérsela a mirar. Parecía estar dándome una segunda oportunidad. 

Primer plano random de Elissa

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